Ciencias naturales

P: ¿Por qué otro nombre es más conocido el fenómeno atmosférico llamado las luces del norte?

R: Por aurora boreal

Se trata de un fenómeno en forma de brillo o luminiscencia que aparece en el cielo nocturno, usualmente en zonas polares. Es por ellos que los científicos la llaman "aurora polar" o "aurora polaris", conociéndose en el hemisferio norte como "aurora boreal" y en el hemisferio sur como "aurora austral", sin existir diferencias entre ellas. Su nombre deriva de Aurora, diosa romana del amanecer y de la palabra griega Boreas, que significa norte. Austral, procede del latín austrālis, que significa sur.

Una aurora polar se produce cuando una eyección de masa solar (conocida como viento solar) choca con los polos norte y sur de la magnetosfera de la Tierra. El fenómeno ocurre cuando estas partículas cargadas (protones y electrones) son guiadas por el campo magnético terrestre e inciden en la ionosfera de la atmósfera cerca de los polos. 

Interacción del viento solar con la magnetosfera

Al chocar con átomos y moléculas de oxigeno y nitrógeno (componentes más abundantes del aire), la energía de la colisión excita estos átomos a niveles de energía tales que cuando se desexcitan, liberan ese energía en forma de luz visible.

Las auroras tienen formas, estructuras y colores muy diversos que además cambian rápidamente con el tiempo. Los colores que vemos en las auroras dependen de la especie atómica o molecular que las partículas del viento solar excitan y del nivel de energía que esos átomos o moléculas alcanzan.

Así, el oxígeno es responsable del color verde/amarillo o rojo, según el grado de excitación que alcancen los átomos. El nitrógeno, al que una colisión le puede arrancar alguno de sus electrones más externos, produce luz azulada. Por su parte, las moléculas de helio son responsables de la coloración rojo/púrpura de las partes más externas de las auroras.

Este fenómeno no está restringido a la Tierra, ya que otros planetas del Sistema Solar muestran fenómenos parecidos, como Júpiter y Saturno entre otros. De hecho, el primero de ellos aparte de la contribución del viento solar, posee otra fuente relativamente importante en la formación de auroras debido a una de sus lunas, Ío, que produce emisiones de partículas hacia el planeta.