R: El Cerbero o Cancerbero
En la mitología griega, Cancerbero (en griego Κέρβερος, Kérberos, "demonio del pozo"), también conocido como Cerbero o Can Cerbero, era el perro del dios Hades, un monstruo de tres cabezas en la tradición más común o de cincuenta cabezas según Hesíodo, con una serpiente en lugar de cola.
Cerbero guardaba la puerta del reino de Hades (el inframundo griego) y aseguraba que los muertos no salieran y que los vivos no pudieran entrar. Era hijo de Equidna y Tifón, y hermano de Ortro.
El último de los doce trabajos de Hércules fue capturar a Cancerbero. Viajó primero a Eleusis para ser iniciado en los misterios eleusinos y aprender así cómo entrar y salir vivo del Hades, y de paso para absolverse a si mismo de la culpa de haber matado a sus hijos. Encontró la entrada al inframundo en Ténaro. Atenea y Hermes le ayudaron a traspasar la entrada a la ida y a la vuelta. Gracias a la insistencia de Hermes y a su propio aspecto fiero, Caronte le llevó en su barca a través del Aqueronte.
Mientras estaba en el inframunde, Hércules liberó a Teseo, pero la tierra tembló cuando intentó liberar a Pirítoo, lo que tuvo que dejarlo atrás. Ambos habían sido encarcelados por Hades, quien los había sujetado mágicamente a un banco cuando intentaron secuestrar a Perséfone. Dicha magia era tan fuere que cuando Hércules tiró de Teseo para liberarlo, parte de los muslos de este quedaron pegados al banco, lo que explicaría por qué sus descendientes tenían muslos notablemente delgados.
Hércules y Cerbero en Heldenplatz (Viena) |
Algunas versiones cuentan que, para llevarse a Cancerbero, Hércules simplemente le pidió permiso al dios Hades, y este accede con la condición de que Hércules no haga daño al perro.
Los nombres de sus cabezas son (de izquierda a derecha): veltesta, tretesta y drittesta. Que a su vez se traducen, en el mismo orden: cabeza izquierda, tercera cabeza y cabeza derecha.
En octubre de 2013, un equipo de arqueólogos italianos dirigidos por Francesco D'Adria hallaron una estatua de Cerbero de 1.5 metros de altura en las ruinas de la antigua Hierápolis, en Turquía. Este hallazgo ha permitido confirmar la hipótesis de que una gruta hallada en 2012 era el Plutonio, o puerta de acceso al Inframundo descrita por Estrabón.